Por qué las mamografías no parecen salvar vidas?
- Cancer es solo un sintoma
- 28 ene 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 5 feb 2020
Los críticos de los exámenes de mamografias, afirman que no se ha demostrado que estas pruebas prolonguen en general la vida de las mujeres, sin embargo, estudios realizados en Inglaterra, Dinamarca y Estados Unidos, muestran una clara caída en la mortalidad por cáncer de mama, en una fecha específica, alrededor de 1990, cuando fueron introducidos los exámenes de mamografía, por lo que resulta tentador concluir, que estos exámenes de detección causaron tal caída, pero aun así, causa sospecha y curiosidad que la caída ocurriera de inmediato, cuando en realidad se esperaría que tomase algún tiempo. Por otro lado, encontramos a países como Suiza, donde la mortalidad por cáncer de mama comenzó a disminuir, años antes de que se presentaran las mamografías de rutina, lo que obligo a buscar otras respuestas.
Se hicieron grupos de mujeres y se dividieron por su edad, para tratar así de determinar, qué grupo de mujeres habían realizado exámenes de mamografía; y se descubrió que había descensos en mujeres que recibieron menos exámenes y una disminución aún mayor en la mortalidad por cáncer de mama entre mujeres que nunca fueron expuestas a mamografías. Concluyendo que la disminución en la mortalidad podría haber sido resultado en una mejora del tratamiento y no en la detección.
La mortalidad por cáncer de mama comenzó a caer en todo el mundo al mismo tiempo, independientemente de cuándo comenzaron los exámenes de mamografía; y no se encontró relación alguna entre el inicio de los exámenes y la reducción en la mortalidad por cáncer de mama, lo que tal reducción podría ser explicadas por otra cosa, como la introducción de una droga bloqueadora de estrógenos llamada Tamoxifeno.
Esto no significa, que las mamografías no jueguen un papel importante. De hecho, ensayos controlados aleatorios han demostrado que las mamografías de rutina pueden reducir la mortalidad por cáncer de mama en un 20%, lo que se traduce en pasar de 5 mujeres de cada 1,000, muriendo durante ese tiempo por cáncer de mama sin ser examinadas, a 4 mujeres de cada 1,000, muriendo tras ser examinadas, pero esto no luce muy impresionante en gráficos, por supuesto asumiendo que las mamografías no aumentan las muertes por otras causas, porque si las tomáramos en cuenta, conseguiríamos muerte por enfermedad cardíaca y cáncer de pulmón a causa de los tratamientos de radiación en mujeres sobrediagnosticadas con una pseudoenfermedad y tratadas innecesariamente, lo que al final no muestra ningún beneficio en la mortalidad general.
Las mamografías son presentadas ante el público con la idea de que detectan la enfermedad en etapa temprana, pero resulta, que cuando lo hacen puede ser muy tarde. Por lo que resulta engañoso hacer tal afirmación. Sin las mamografías, el cáncer de mama puede que no se detecte durante una media de 22.8 años, pero con las mamografías, el cáncer de mama puede solo crecer y propagarse durante 21.4 años. De hecho, existe preocupación de que la cirugía podría acelerar el crecimiento de cualquier cáncer que haya quedado y ayudaría a explicar por qué no hay más beneficios en los exámenes.
Al final, seguimos encontrando que 9 de cada 10 mujeres siguen estando mal informadas y que estas sobrestiman la reducción de la mortalidad de los exámenes de mamografía en un orden de 10 veces o más y donde solo el 1.5% de las mujeres encuestadas están al tanto. También vemos como irónicamente, aquellas que frecuentemente consultan con sus médicos y leen panfletos de salud sobrestiman aún más sus beneficios y como hoy, algunas mujeres se preguntan así mismas lo que hace décadas, la directora clínica del programa de detección de cáncer de mama de Edimburgo, Maureen Roberts, escribió justo antes de morir de cáncer de mama en 1989 que…. “...todos sabemos que la mamografía es una prueba de detección inadecuada: es tecnológicamente difícil de realizar, las imágenes son difíciles de interpretar, tiene una alta tasa de falsos positivos y no sabemos con qué frecuencia realizarla. No podemos seguir ignorando la posibilidad que las pruebas de detección podrían no reducir la mortalidad en las mujeres de cualquier edad, por decepcionante que esto pueda ser. ¿Nos estamos nosotras mismas lavándonos el cerebro en pensar que estamos haciendo un impacto dramático en una enfermedad grave, antes de pensar lavarle el cerebro al público?"
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